Pío Moa
Lo que ya resulta más objetivo y socialmente medible, son los resultados de esas ideas y campañas: cientos de miles de abortos; gran número de adolescentes embarazadas –muchas de las cuales "tienen que" abortar, porque, claro, no están en condiciones psicológicas y económicas de criar a un hijo", o en otro caso lo crían con grandes déficits--; sida, especialmente entre los homosexuales, y otras enfermedades de transmisión sexual de diversa gravedad; expansión de la prostitución y la pornografía, también la infantil; aumento continuo del divorcio, con cientos de miles de niños criados sin padre o sin madre, o con padres o madres ajenos, que les prestan mucha menos atención que a los hijos propios; destrucción de innumerables familias; y así una serie de plagas muy directamente conectadas con otras como la difusión de la droga y el alcoholismo entre los jóvenes, o la violencia doméstica. Estos fenómenos siguen una línea al alza y, en mi opinión, tienen una relación muy estrecha con lel tipo de moralidad, el derecho y las campañas al respecto, que Gimbernat califica de "secularización" y apenas si pueden llamarse trivialización de la sexualidad.
Sucede como con la promoción de la droga, promoción tan intensa y pujante por vías directas e indirectas, que a tantos miles de jóvenes ha llevado a la muerte o a la destrucción de sus capacidades. Jamás oiremos a los promotores la menor disculpa, la menor aceptación de su responsabilidad. Y esto es lo que pasa...
ATC Journal. ¡Llevamos la información!
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