miércoles, 8 de octubre de 2008

En cuanto al puterío (II)

8 de Octubre de 2008

Pío Moa

Aunque concepciones como las de Gimbernat suelen presentarse de manera neutra (salvo en su ataque a la moral cristiana) nada tienen de neutrales. Durante largos años han venido acompañadas de una activísima campaña en todos y por todos los medios (salvo el definitivo, propuesto por Matty Crevillente, ver blog 15 de septiembre ) sobre la base de que lo que llaman "satisfacción de la libido" es la clave de la sexualidad humana (como en los animales: el enfoque zoológico, lo llamaba Julián Marías); y la afectividad y la familia lo secundario, si llegan a darles algún valor real, pues tienden a verlas como represoras de aquella satisfacción. Por supuesto, advierten a veces, la relación sexual debería ser "sincera, libre y respetuosa", a veces también responsable y cosas parecidas, sin especificar si se trata de relación normal, homosexual, con animales, en adulterio, en incesto etc. Pues todas estas relaciones pueden cumplir perfectamente dichas condiciones, por lo demás sumamente personales y por ello imposibles de determinar objetivamente.

Lo que ya resulta más objetivo y socialmente medible, son los resultados de esas ideas y campañas: cientos de miles de abortos; gran número de adolescentes embarazadas –muchas de las cuales "tienen que" abortar, porque, claro, no están en condiciones psicológicas y económicas de criar a un hijo", o en otro caso lo crían con grandes déficits--; sida, especialmente entre los homosexuales, y otras enfermedades de transmisión sexual de diversa gravedad; expansión de la prostitución y la pornografía, también la infantil; aumento continuo del divorcio, con cientos de miles de niños criados sin padre o sin madre, o con padres o madres ajenos, que les prestan mucha menos atención que a los hijos propios; destrucción de innumerables familias; y así una serie de plagas muy directamente conectadas con otras como la difusión de la droga y el alcoholismo entre los jóvenes, o la violencia doméstica. Estos fenómenos siguen una línea al alza y, en mi opinión, tienen una relación muy estrecha con lel tipo de moralidad, el derecho y las campañas al respecto, que Gimbernat califica de "secularización" y apenas si pueden llamarse trivialización de la sexualidad.

Sucede como con la promoción de la droga, promoción tan intensa y pujante por vías directas e indirectas, que a tantos miles de jóvenes ha llevado a la muerte o a la destrucción de sus capacidades. Jamás oiremos a los promotores la menor disculpa, la menor aceptación de su responsabilidad. Y esto es lo que pasa...


ATC Journal. ¡Llevamos la información!

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