Editorial Diario Ya
El socialismo es una ideología que siempre, por sistema, da la espalda a las necesidades básicas del ser humano. Primero le niega a Dios, que es el principio de la felicidad. Después le dice que la economía lo condiciona todo, cosa que es, como mucho, una verdad a medias. Y termina por engañarle vilmente con cualquier motivo, porque la mentira es uno de los ingredientes fundamentales de toda acción socialista.
El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, celebró ayer la Fiesta de la Merced (patrona de Instituciones Penitenciarias) de la forma más triste que cabe hacerlo: contando falsedades e intentando tomar el pelo a la gente normal. Porque si algo no debe hacerse con la información oficial es tergiversarla para que apoye las ideas políticas; y esto es algo que el Gobierno de Rodríguez Zapatero viene perpetrando de manera sistemática desde que accedió al poder, en el ya casi lejano 2004. Dice Rubalcaba que llama mucho la atención la manera exponencial como aumenta la población reclusa en relación con la tasa de criminalidad que hay en España (“una de las más bajas de Europa”, según palabras del ministro).
O sea, que aunque en ciudades como Madrid estemos viendo que no dejan de producirse atracos, reyertas, secuestros y asesinatos, y que la Policía se queja con amargura de que no tiene agentes suficientes para garantizar la seguridad pública, hemos de creernos estas cifras gubernamentales. Vale. Otra perla cultivada en el siempre fértil cerebro del titular de Interior: asegura que una de las claves que explican el hacinamiento en las cárceles españolas es la “dureza” del Código Penal. ¡Oh, sí, una dureza tremenda que permite que asesinos como De Juana Chaos, con 25 asesinatos a sus espaldas, esté de vacaciones en Irlanda, que de Josu Ternera no se sepa nada desde que se fugó aprovechando que estaba libre, o de que pederastas miserables y violadores indeseables estén en la calle a los pocos años de haber cometido sus horrendos crímenes. Un Código Penal durísimo, sin duda.
ATC Journal. ¡Llevamos la información!
El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, celebró ayer la Fiesta de la Merced (patrona de Instituciones Penitenciarias) de la forma más triste que cabe hacerlo: contando falsedades e intentando tomar el pelo a la gente normal. Porque si algo no debe hacerse con la información oficial es tergiversarla para que apoye las ideas políticas; y esto es algo que el Gobierno de Rodríguez Zapatero viene perpetrando de manera sistemática desde que accedió al poder, en el ya casi lejano 2004. Dice Rubalcaba que llama mucho la atención la manera exponencial como aumenta la población reclusa en relación con la tasa de criminalidad que hay en España (“una de las más bajas de Europa”, según palabras del ministro).
O sea, que aunque en ciudades como Madrid estemos viendo que no dejan de producirse atracos, reyertas, secuestros y asesinatos, y que la Policía se queja con amargura de que no tiene agentes suficientes para garantizar la seguridad pública, hemos de creernos estas cifras gubernamentales. Vale. Otra perla cultivada en el siempre fértil cerebro del titular de Interior: asegura que una de las claves que explican el hacinamiento en las cárceles españolas es la “dureza” del Código Penal. ¡Oh, sí, una dureza tremenda que permite que asesinos como De Juana Chaos, con 25 asesinatos a sus espaldas, esté de vacaciones en Irlanda, que de Josu Ternera no se sepa nada desde que se fugó aprovechando que estaba libre, o de que pederastas miserables y violadores indeseables estén en la calle a los pocos años de haber cometido sus horrendos crímenes. Un Código Penal durísimo, sin duda.
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