viernes, 26 de septiembre de 2008

Ese lenguaje, no

NO empecemos, no empecemos… Que nos ha costado mucho siquiera parecer que hemos superado aquel tiempo —todo el tiempo, no sólo el que se inició en el verano del 36—, que ha costado mucho la convivencia, que no ha sido fácil olvidar algunos sucesos, muchos sucesos, todos los sucesos. No empecemos, que se empieza por ahí, por esas paredes y ese amanecer y podemos acabar donde ya estuvimos, y no fue la mejor situación. No empecemos. A mí me parece muy bien que los compañeros de Silva salgan a defenderlo, y que hablen —y yo no lo dude— de la buena persona que es, de lo honrado y de todo lo que quieran, pero que se limiten a eso, y que no salgan con ese lenguaje que incendia —¿les suena la palabra?— la calle, la idea, el aire donde convivimos.
El concejal Rodrigo Torrijos, no sé si mareado entre equinoccios y solsticios, ha soltado una frase que no encaja en la fecha actual, porque no es de recibo acusar a una formación democrática, como es el PP, de ser capaz de fusilarlos al amanecer. No, don Antonio, así no se habla y, sobre todo, no se piensa. Eso sólo cabe en alguien que sigue anclado más de setenta años atrás, y no creo que sea su caso. El concejal Silva, si está tan libre de culpas como argumentan los suyos y sus socios, que se quede, que no dimita y demuestre, con papeles, que todo lo que se ha dicho de su gestión ha sido un invento de la oposición y de los medios, de los periodistas que, como nos paga la oposición —por los cojones—, estamos dispuestos a acabar, como sea, aun con las peores artes, con el actual gobierno municipal. Pues menos señalar y más hacer, y, sobre todo, más explicaciones y más argumentos, que si un concejal está limpio de culpas, que aguante, que en todas partes resulta duro el trabajo, y esa dimisión suena más a huir de la quema que a una actitud de honradez. No, señor. Si la oposición aprieta, a aguantar; si la prensa señala lo que no es, a desmentirla, pero por eso no se va uno, uno —él— se va por otras cosas, porque no tenga armas para rebatir información o porque no sabe ya para dónde tirar. ¿Acaso el cargo de concejal es tan divertido como el de animador cultural? Si vinieron para trabajar y servir al pueblo, sabemos que es duro, ¿a qué las quejas?
No empecemos, pues, con ese lenguaje incendiario que habla de fusilar, de amanecer y de paredes. Por ahí, no, ni en solsticio ni en equinoccio, ni tranquilo ni cabreado. Vamos a frenar la lengua, y las ideas, y vamos a trabajar un poco más. Ya dije ayer que Silva al menos ha tenido la vergüenza de irse. Ahora les falta a otros la vergüenza de callar elegantemente. Porque si incendiamos la lengua y hablamos de paredes y amaneceres, también podemos hablar de otras paredes y de otros amaneceres, y aun de otros incendios, al amanecer o en la impunidad de la noche. De modo que no empecemos…

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