sábado, 27 de septiembre de 2008

La amistad de Newman

26 de Septiembre de 2008

Pío Moa
La amistad es una forma de amor, claro está, y puede llegar a ser muy intensa. La homosexualidad puede implicar amor o no, pero a los homosexuales militantes y los enemigos de la Iglesia les gusta identificar amistad y homosexualidad. Así con el cardenal Newman. Uno de esos zampabollos pregunta a quienes niegan que la expresión de la amistad implique homosexualidad en este caso: «¿Cómo pueden estar tan seguros? ¿Acaso hubo espías en la habitación de Newman todos los días de su vida?». El zampabollos, por lo visto, sí estuvo espiándolo todo el tiempo y sabe bien lo que pasó. Si Newman fue homosexual no lo sabemos ni probablemente lo sabremos. Si tuvo tales inclinaciones y las llevó a la práctica, tampoco. La fuerte oposición de la Iglesia, sobre todo en su tiempo, a las prácticas homosexuales, hace poco probable que cayera en ellas, aun si tuvo tales inclinaciones. Muchos tienen tendencias pedófilas o cleptómanas y sin embargo las dominan. Y muchos de los considerados santos por la Iglesia cometieron actos digamos reprobables, de lo más variado, pero se supone que los superaron en el espíritu de la religión.

Queda la necesidad de alguna gente de compartir su tara lo más ampliamente posible, pensando que ello les permitirá, quizá, sentirse orgullosos. Y de paso atacar a la Iglesia, lo cual sería aceptable si no lo hicieran con argucias tan retorcidas e hipócritas.

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Don Matías Crevillente, Matty para los amigos, distinguido intelectual, psiquiatra y pensador progresista, engoló un poco la voz ante el auditorio de El País, al cual iba a exponer sus últimos descubrimientos, alcanzados en investigación conjunta con Arturito Tury Tinajas, ausente a la sazón por una gripe.

"Lo que voy a decir no es ninguna improvisación, sino fruto de un trabajo y reflexiones de muchos años. Una plaga de hoy en día es, como ustedes saben, la gran cantidad de personas neurotizadas, más cada día, que gastan un dineral y tiempo infinito en libros de autoayuda completamente equivocados, en servicios psicológicos que la mitad de las veces son pura charlatanería reaccionaria, y rollos de esos, como cuando el psicoanálisis, que descanse en paz. Tury y yo nos preguntábamos dónde estaba el fallo, y finalmente hemos podido cantar eureka.

Si ustedes se fijan, todos esos sistemas vienen de dos principios absurdos, y es increíble que nadie se haya dado cuenta hasta ahora: el cuento ese del "conócete a ti mismo", que ya lo decía no sé qué griego, y su corolario "acéptate como eres". ¡Qué error más absoluto! Te conoces a ti mismo y ¿qué sacas en claro, tío? Un montón de verdades que te hunden la moral, que fastidian a tu ego, que hunden tu autoestima y te vuelven medio loco. ¿Para qué sirve esa burrada?, nos preguntamos Tury y yo. Además, ¿quién tiene la culpa de que seas como eres? Y, colmo del sadismo, te piden, qué te piden, ¡te exigen! que lo aceptes. Pero vamos a ver, ¿por qué tendrías que aceptarte tal como eres? ¿Quién te obliga? ¿El PP? ¿Rajoy? ¿Rouco? No, amigos, nuestra consigna, nuestro grito revolucionario y liberador es justamente lo contrario: ¡No te aceptes, coño, rebélate! ¿Cómo? Pues para eso hemos diseñado una terapia: cuando te levantes, mírate al espejo, grita con fuerza: "¡Me rebelo! ¡Me rebelo! ¡Me rebelo!", y adminístrate una buena tanda de hostias en plena jeta. Misma receta al acostarte. Si no tienes valor y te atizas suavemente, no dudes en recurrir a tu psiquiatra, de momento a Tury y a mí –mientras nuestra escuela terapéutica no esté debidamente formada y haya producido los especialistas necesarios–, que estamos entrenados para superar tales flaquezas y cumplir la salutífera labor. Se opondrán mentes estrechas, retrógradas y rutinarias, no lo dudo, pero os puedo asegurar que la terapia obra maravillas, más aún combinada con sesiones de canutos o de rayitas de coca en los casos más rebeldes... ¿Que sales con la cara como si tuvieras paperas? No importa, porque a las tres o cuatro semanas estarás curado, dejas de preocuparse de esas patochadas metafísicas, cesas en tus absurdos esfuerzos por conocerte y en la crueldad de aceptarte, y entras en un estado de felicidad, desinhibición, sana rebeldía contra el sistema. En una palabra empiezas a vivir de verdad, como ser autónomo y progresista, lleno de autoestima, hedonista y sin preocupaciones, ¡rojo, en una palabra!

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No cabe duda de que entre las Maleni, Soraya, Cabrera, Cospedal, Vicevogue, etc. etc., convierten el prejuicio llamado machista en postjuicio considerablemente sólido...

ATC Journal. ¡Llevamos la Opinión!

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